sábado, 2 de marzo de 2013

Temer la llegada del autobús

Y si ahora, ¿en vez de limitarnos a imaginarnos un experimento mental, lo llevamos a la práctica?
¿Y si existiese una reflexión detrás de todas las cosas aparentemente simples?

Después de dar vueltas y vueltas sobre la mayor parte de los experimentos de la lista y después de pedir opinión y de no hacer caso a ninguna de ellas, mi (fantástica) madre me preguntó que en qué consistía realmente ''Temer la llegada del autobús'' y la verdad es que a primera vista no le encontré mucho sentido. Eso mismo fue lo que me ganó.
Y así me vi un día, comprobando que mi experimento consistía básicamente en sembrar en mi misma el cáos y la inquietud ante la espera, convencerme de perder totalmente el control sobre los hechos próximos que sucedan. Todo ello sentada en la parada del autobús, para más tarde conseguir la sensación de alivio final.

Para empezar a meternos en situación, tendríamos que entender los dos lados de 'la espera del autobús'. La primera faceta de ésta, sería la de la calma, solo tendríamos que sentarnos a esperar, no hay nada más que hacer que sentir la certeza tranquilizadora de que el tiempo seguirá pasando y el autobús llegará de un momento a otro. Pero al igual que tranquilizadora, la espera también puede ser aterradora, ya que nunca seremos capaces de controlar lo próximo que suceda. Esta imprevisibilidad es la que causaría el miedo a lo desconocido y el experimento consiste ahora, en centrarme en ese miedo y aumentarlo a conciencia.

Una vez que llegué a la parada del autobús de al lado de mi casa con Nuria, futura testigo de mis desvaríos, a una hora en la que tampoco había mucha gente por la calle, (por el hecho de que puedo ser más exagerada cuando no hay gente mirando, y esto consiste en eso mismo, en exagerar), miré el horario de autobuses y me senté con normalidad. Puedo asegurar que llegué a estar bastante nerviosa pensando en el emocionante papel que me esperaba.
Durante los primeros minutos de espera, la calma, todo sucedió con normalidad, hasta que comencé a introducir en mí la duda de que el autobús estuviera en un atasco, o hubiera llegado hasta una calle cortada al tráfico, o una manifestación le estuviera reteniendo en algún sitio de la ciudad y por ese motivo llegara con retraso, o peor aún, no llegara jamás. ¿Qué se supone que iba a hacer yo entonces?, no sería capaz de llegar a tiempo y como siempre tendría que dar diversas explicaciones (esta vez ciertas) y lo más importante, buscar otro medio de transporte. Mi día se había convertido en un completo cáos, las cosas no iban a salir como estaban planeadas. De este modo llegué a la sensación de haber perdido completamente el control de lo que sucediera a partir de ese momento. Esta sensación es la que ahora debía incrementar y exagerar de forma un  poco absurda.
En este punto ya comencé a reírme con lo que rondaba mi cabeza y que en el texto me sugería que hiciese. ¡Terroristas! es en lo que elegí empezar a creer. ¿Y si habían atacado el autobús tomando a los pasajeros como rehenes?, ¿y si transportaba un nuevo virus letal o material nuclear?, pero ¿y si el conductor era un viscoso extraterrestre que había tomado el cuerpo de un humano?. En ese momento pasó un señor por la acera de enfrente y se quedó parado observando la situación (posiblemente por lo extraño de ésta), y mi cabeza, que ya estaba bastante suelta en el tema de imaginar fatalidades pensó en una conspiración en mi contra, ¿y si al subirme me viera atrapada yo misma en un complot?, ¿y si todo el mundo, incluida Nuria y aquel señor de la acera de enfrente conocieran que yo iba a ir a esa parada a coger el próximo autobús por lo que planeaban secuestrarme (o simplemente volverme loca)?. Comencé a desconfiar de todo y confieso que entre las risas hubo un momento en el que se me puso la piel de gallina y una pequeña parte de mí se dejó dominar por la duda y la idea de algún futuro acontecimiento temible.
(Autobús de la parada de delante)


He de decir, que el autobús que esperaba no llegó a aparecer por lo que no tuve la sensación de alivio final que me esperaba al subir. Después de todo, resulta que la situación tampoco fue tan imaginaria como pensaba y puede que hasta me hubiera puesto paranoica con razón.. ¡quién sabe!






"Lo universal es el cáos. El mundo (el escenario que representa este planeta) es por lo tanto algo monstruoso, un acertijo de infortunios que deben ser aceptados, pero por los cuales uno nunca debe capitular."
Friedrich Dürrenmatt